La inflación alta puede acarrar costos graves y duraderos para la economía y la población. Pero los efectos distributivos de la inflación —la forma en que transfiere dinero de unas personas a otras— son complejos.
Para responder eficazmente a la escalada más drástica de la inflación en tres décadas y para hacer frente al daño infligido a los hogares, las autoridades deben comprender mejor cómo la inflación afecta a diversos segmentos de la sociedad en diferentes lugares.
En nuestro informe Monitor Fiscal de abril de 2023 estudiamos los efectos que tuvo la inflación (imprevista) en el bienestar de las personas entre mediados de 2021 y mediados de 2022, un período en que los precios de los alimentos y la energía subieron más pronto y más rápido que otros precios. En el capítulo se presentan varias enseñanzas para las autoridades sobre el impacto de la inflación en los presupuestos de los hogares y sobre cómo la política fiscal puede ayudar a moderar la inflación y al mismo tiempo proteger a los vulnerables.
Impacto en las finanzas públicas
Tras analizar la forma en que la inflación incide en las finanzas públicas, nuestro principal hallazgo es que la inflación imprevista —como la del reciente episodio— erosiona el valor real de la deuda pública a expensas de los tenedores de bonos. En los países en los que la deuda supera el 50% del PIB, cada aumento imprevisto (“sorpresivo”) de la inflación de 1 punto porcentual reduce la deuda pública en 0,6 puntos porcentuales del PIB, y el efecto dura varios años.
Sin embargo, conforme se torna más persistente y más previsible, la inflación deja de contribuir a la disminución de los coeficientes de endeudamiento.
De igual forma, las relaciones deuda/PIB disminuyen inicialmente cuando el gasto no puede mantenerse a la par del aumento del valor monetario del producto de la economía. Pero estos efectos se disipan incluso más pronto.
Impacto en los hogares
A partir de encuestas públicas de miles de hogares en seis economías (Colombia, Finlandia, Francia, Kenya, México y Senegal), observamos que la inflación entre mediados de 2021 y mediados de 2022 incidió en las personas a través de tres canales principales: sus tendencias de consumo; su ingreso derivado de salarios, pensiones o transferencias; y sus activos y pasivos. En el siguiente gráfico se presentan los efectos estimados de estos canales para una economía en desarrollo (Kenya) y para una economía avanzada (Francia), antes de cualquier nueva intervención del gobierno a favor de los hogares.
Si bien los efectos varían de un país a otro (y entre grupos de ingreso), las encuestas revelan lo siguiente:
- El aumento más veloz de los precios de los alimentos en comparación con otros precios perjudicó desproporcionadamente a las familias pobres porque los alimentos representan una mayor proporción de su consumo total. Este efecto fue más pronunciado en los países de ingreso bajo.
- La inflación erosionó los ingresos reales en los países importadores de materias primas, ya que los salarios en todos los grupos de ingreso no se mantuvieron a la par de los precios.
- A medida que la inflación erosionaba el valor monetario de los activos y pasivos, las familias con patrimonio neto negativo se vieron beneficiadas a costa de los acreedores, sobre todo en los países con mercados financieros y de crédito desarrollados.
- Los efectos de la inflación en la redistribución de la riqueza también dependieron de la edad del jefe de hogar: las familias jóvenes, que tienden a ser prestatarios netos, experimentaron ganancias por vía de los canales de la riqueza, en tanto que en los hogares de más edad la riqueza se vio menoscabada.
Moderar la inflación y proteger a los vulnerables
La política fiscal puede ayudar a la política monetaria en la tarea de hacer frente a la inflación porque también incide en la demanda agregada. Nuestros datos estadísticos hacen pensar que el efecto de la política fiscal en la inflación ha evolucionado a lo largo de las décadas. En el caso de las economías avanzadas observamos que, desde 1985, una contracción del gasto público de 1 punto porcentual del PIB reduce la inflación en medio punto porcentual.
Además, la política fiscal también puede ayudar a proteger a los vulnerables.
El modelo económico que se emplea en este capítulo incorpora desigualdad en el ingreso, el consumo y las tenencias de activos. Muestra que cuando actúan por su cuenta —sin el respaldo de la política fiscal—, los bancos centrales necesitan subir las tasas de interés considerablemente para combatir la inflación. Un endurecimiento fiscal permite elevar las tasas de interés en menor medida para contener la inflación.
Pero para proteger a los pobres —que son quienes más se benefician de los servicios públicos— los aumentos de impuestos o los recortes del gasto de menor prioridad deben combinarse con mayores transferencias. Por diseño, esta estrategia evita por completo una caída del consumo de los pobres, pero también produce una menor disminución del consumo en general.